Las conductas de agresión son algo "normal"
en la naturaleza de cualquier animal siempre que entre en un contexto razonable
de competición por recursos, como puede ser el alimento o la reproducción
sexual. Así mismo el exceso de estas conductas agresivas se podría considerar
un gasto inutil de energía y tiempo por parte del animal. Por otro lado tenemos
los lenguajes ritualizados que regulan la agresión en los grupos. Los perros
tienen una gran variedad de señales sociales ritualizadas que usan para comunicarse
y limitar la competición y por lo tanto prevenir las agresiones, es lo que
llamamos señales de dominancia y sumisión. Por lo tanto la dominancia y la
sumision no implican agresividad sino todo lo contrario y ni se acerca ni mucho
menos a la idea que mucha gente tiene cuando habla de "este perro es
dominante o sumiso". Estas son algunas de muchas explicaciones que podemos
dar a la agresividad y que por lo tanto nos demuestran que la agresividad en sí
misma se da en los momentos y contextos más razonables dentro de una
convivencia de animales normo-socializados, es una conducta perfectamente
controlada y asumida como parte de la vida en grupo.